miércoles, 2 de julio de 2014

Llegastes...


Amado mío,


Llegastes a mi vida en el momento en que más te necesitaba, en el que me permitió amarte desde el momento en que te vi. Y como no amarte si eres un mar de posibilidades.


Me distes la posibilidad de volar por los aires, de saltar de alegría, de fortalecer todo mi ser, de aumentar mi confianza y de sentir el suave sudor del esfuerzo físico. Me distes la posibilidad de sentir tu aroma y tu sudor sobre mi piel, de enrollarme en tu cuerpo para luego intentar escapar sabiendo que siempre me atarías a tu lado, por lo que el escape me llevaría lejos pero sin golpear en el suelo.

Llegastes a mi vida en el momento en que más lo necesitaba, para darme una alegría incomparable solo con tu presencia; solo con observarte en la distancia, solo con tocarte con mis manos temblorosas, solo por saber que estas allí para mí.

Permitiendo que me lance a tus brazos, donde estaré resguardada de todo sufrimiento. Donde mi felicidad infinita se iluminará para abrir los caminos de las muchas vidas que tocamos con nuestra presencia, y finalmente simplemente SER.

Gracias amado mío, gracias por cada momento, gracias por cada caricia, gracias por cada beso. Gracias por todo lo que vivimos y que viviremos.

Te amo!




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