martes, 7 de octubre de 2014

Aire...



Amado mío,

El viento mueve los árboles, las hojas y las nubes con la levedad de su fuerza. Una fuerza implícita que pocos conocen y que algunos afortunados disfrutamos de forma singular.

Recuerdo verte danzando en el aire y sentir como mis ojos se iluminan por la fuerza de tu espíritu. La fuerza de tu corazón de niño que se hace visible con tu sonrisa y tu mirada juvenil.

El aire llena tus pulmones mientras das las vueltas durante el baile en el aire, nos da energía en la maravillosa compañía que nos permite estar unidos, aunque yo solo te observe en la distancia.

Siento tu calor, siento tu aroma, siento tu respiración fuerte e intensa mientras bailas en el aire, mientras llenas todo el ambiente de la hermosa alegría de un niño que conoce el mundo. Porque aunque eres un adulto, tu corazón es de un niño.

Ese corazón de niño que bombea el aire y la energía en todas las direcciones del cuerpo, hasta llegar el punto donde yo también lo siento.

Sentir tu alegría junto a la mía. Maravillosa armonía.

Tuya,

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