Amado mío,
Nuestras
vidas están llenas de cambios… Pasamos por muchas pruebas, muchos baches en el
camino, todo para ver cómo se acomodan las cargas en esta vida… Esas cargas que
llevamos desde hace varias vidas…
Ahora nuevamente
estamos en cambios, pruebas y baches que nos llenan de felicidad y de
melancolía. La melancolía del amor que está lejos de ti, esa melancolía del
amor poco cumplido y de la ilusión de lo vivido.
Ilusión
maravillosa de cosas hermosas que pudieron ser en un mundo de posibilidades en
las que una vez más queremos conocer la dulzura del amor escondido.
Nos
escondimos entre las sabanas para disfrutar el amor mutuo, escondidos entre las
paredes, las playas, las aguas que limpiaron nuestros espíritus. Escondidos de
las miradas curiosas y de las palabras cizañosas; escondidos de tu familia y la
mía como un amor prohibido.
Este amor
prohibido lleno de ilusiones, que solo nos permite amarnos en la cercanía y en
la distancia; dejando evidente que la distancia lo es todo y no es nada.
Dejando
evidente que la distancia nos une y nos separa.
Y en esta
distancia siento tu amor, tu cuerpo a mi lado, siento tus deseos y
sentimientos; siento nuestras almas unidas y separadas para ser dos en plena
libertad.
Libertad de
estar libres o juntos, de vivir en ilusión del amor escondido, libertad de
explorar el mundo y hacer nuestras vidas separados y unidos.
Ilusiones
de una vida juntos que nunca se ha vivido, ilusiones del amor consumido junto
al rocío.
El rocío de
la mañana que nos despertaba con el frío de la vida suspirante, de la vida que
se ha vivido.
Ilusiones
de que podremos estar juntos; ilusiones de familia e hijos. Ilusiones, solo
ilusiones de que nos amamos y de que no me dejas con el corazón partido.
Tuya,
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