Amado,
Aquí estoy, sentada en un
hotel cualquiera en otra de las tantas ciudades que visito en esta vida. Miro
por la ventana y puedo apreciar un hermoso amanecer.
Aquí el cielo se torna que suaves colores entre azul/violeta/rojo/naranja. La variedad de colores es interesante, todos con sus diversas tonalidades entremezclándose y formando una gran armonía celestial.
En medio de tal belleza pienso en ti y en la armonía que siento contigo.
En esta intensa conexión que tengo contigo, en todo lo que hemos vivido y lo
que está por vivir. Siento una inmensa alegría al pensar en ti que llena mi
cuerpo de un júbilo difícil de describir.
Veo este amanecer y recuerdo el día en la carpa, pienso en las veces que amanecimos juntos, abrazados; así como en todos los amaneceres que tenemos por vivir.
Veo este amanecer y recuerdo el día en la carpa, pienso en las veces que amanecimos juntos, abrazados; así como en todos los amaneceres que tenemos por vivir.
Las luces en las casas se
van apagando, entre el sol por la ventana con su gran alegría, anunciando que
este es un maravilloso día. El viento sopla y los árboles se mesen, como
danzando en medio de esta ciudad.
La imagen completa es
hermosa, tan hermosa como nuestra relación, como nuestra vida. Se escucha la
música de la gran felicidad, de la armonía de la vida, de la armonía de nuestras
vidas. Vidas que pasan separadas o juntas como un nuevo amanecer.
Te amo, y en unos
días/semanas podre regocijarme entre tus brazos con cada amanecer.
Tuya,
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